martes, 8 de febrero de 2022

El disfraz de águila

 

A lo largo de la sección 7 de la ya citada primera parte del libro, Guy Stresser-Péan deja claro que, entre lxs huastecxs, quienes realizan la Danza del volador son considerados águilas y no gavilanes (p. 61):


En primer lugar, se trata de evocar al águila real, la más fuerte, la más valerosa y feroz de las aves de la región.

Es evidente que los danzantes representan águilas, tíu´, como lo prueba su nombre, sus “alas” color marrón y el silbato destinado a emitir el graznido de las rapaces.

Cuando un danzante sufre una caída mortal, se dice que su ánima se convierte en águila, lo que demuestra que, en el caso de la Danza de los Voladores, la identificación del humano con el animal no es una simple cuestión de disfraz.

     

Para que el disfraz funcione, debe haber pacto lingüístico, buena fe y cierta noción de juego. Hay que leer La danza de los gavilanes como novela, aunque solo tenga el antifaz. Si llego disfrazado a la fiesta y digo que soy águila, tíu´, ustedes me deben creer, aunque sepan que en realidad soy gavilán, porque si no lo hacen, por mi parte se cancela todo, ya no hay show de voladores y aquí se rompió una taza, cada quien se va para su casa.

La palabra tíu´ es importante: quien se hace llamar tíu´ se vuelve, de facto, tíu´: águila. Ante sí mismx y lxs otrxs. Por obra de encanto y, obvio, calidad del disfraz. Reza la máxima: “Échale ganas al disfraz, pero tú mismo siembra indicios de su falsedad”. Amen en cosplay y literatura. Frente al mundo, es imposible representar miméticamente lo percibido, sino solo (re)crearlo a través de mitos mutantes. Nadie crea de la nada. La creación es en realidad confusión, articulación y carnaval de elementos pertenecientes a especies diferentes. Ya lo dijo Guy Stresser-Péan a propósito de las “alas” color marrón de los voladores:

 

El k´ohal [jefe de los danzantes] está provisto de un par de “alas de águila”. En Tamaletom cada ala tiene un asa formada de dos tabletas de carrizo, entre las que están fijas algunas plumas grandes de guajolote de color marrón atigrado que simulan plumas de águila. [P. 24]

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